Hacia una nueva estética, hacia una nueva ética.
Francesc Miralles
Os aseguro que es grave: la obra de algunos artistas, pocos, tiene tanta seducción, se impone de manera tan directa, que dificulta ver sus valores más profundos. Sabala se encuentra en este caso. Sus mujeres se nos presentan en trajes de baño y en trajes de fiesta, desnudas o charlando sentadas en un sofá. Vayan como vayan vestidas, estén dentro de una bañera o en una barra de bar, tienen una fuerza de seducción que muchas veces, casi siempre, hace que nos quedemos contemplándolas, de manera similar a como nos quedamos contemplado la Venus de Milo o Las tres gracias de Boticelli. Es el riesgo de crear unas imágenes que violentan las imágenes a las que estamos acostumbrados; es el riesgo de crear unas imágenes que atraen por su inmediatez. Porque hombres y mujeres nos sentimos por completo más o menos involucrados en la situación o escena que Sabala nos presenta. Muy bien. Pero… quiero que no nos quedemos aquí, en la superficie atractiva de estas obras singulares. Quiero subrayar algún valor plástico y algún valor moral de la obra de esta artista que en su vida y su cotidianidad también recorre caminos propios. Solo hay que tener presente su casa-estudio en Deltebre.
El primer encanto de la obra de Sabala es el prototipo de persona, generalmente mujeres, que ha creado: cabeza grande, nariz grande, pechos grandes, muslos grandes, nalgas grandes, piernas delgadas, pies pequeños, como también son pequeños los dos ojos en una cabeza de perfil…; siempre con trajes de marca, joyas y pendientes de perlas, si se ve la oreja. Mujeres que nos caen simpáticas desde el primer momento, por el tono desenfadado en el que se nos presentan. Para muchos, esta es la aportación capital que hace la artista: una imagen propia, diferenciada, de la figura femenina ¬y, en consecuencia, también de la masculina¬. Sabala define plásticamente una mujer y describe, con ella, todas las mujeres del mismo círculo, de un mismo mundo de pertenencia. De la individualidad, se pasa a la categoría.
Innegable: son pocos los que consiguen crear un tipo con perfil bien diferenciado y propio, reconocido por todos. Aquí entraría el análisis estético morfológico.
Sabala, antes de llegar a este punto en el que las formas adquieren el valor de ideas, había tomado una determinación: alejarse de informalismos, no entrar en el conceptualismo puro, rehuir las instalaciones, etc. Escogió la pintura –o la escultura o la cerámica–, siguiendo los caminos tradicionales, adaptándolos a sus necesidades. O sea que, escogiendo los lenguajes al modo más tradicional, se situaba casi en un extremo revolucionario de las técnicas.
Sabala hizo su primera exposición en el año 1981. Es una persona de mucha actividad, como ocurre con todos los grandes creadores, que ha participado en todo: ha ilustrado libros, ha ganado galardones, ha creado tótems, ha pintado guijarros, ha levantado hitos ¬¬–reales o imaginarios–, ha expuesto en numerosos países, ha pintado, ha hecho escultura, ha moldeado el barro, ha pintado, ha pintado, ha pintado… Pero no quiero hacer un elogio de su inconmensurable trabajo, que podría hacerlo, a pesar de que ahora solo quiero recordarlo para justificar la gran cantidad de bibliografía, de comentarios, de catálogos, de libros, de críticas que su actividad ha generado. Con esto quiero decir que, sobre Sabala, se ha dicho mucho, parece que se ha dicho todo. Y yo diría que sí, que se ha dicho casi todo.
En el año 1992, en un excelente catálogo de la Galerie Kamil, de Mónaco, Michel Gaudet, de paso, habla de la comedia humana de Sabala, dentro de la tradición expresionista. No dice más. Y dice poco.
Del mismo modo que la obra de Honoré de Balzac, desde un momento determinado, se agrupa bajo la denominación de comedia humana, del mismo modo habría que hacerlo con la obra de Sabala: habría que hacer un volumen, dos volúmenes, tres volúmenes…, reagrupando, como en un friso gigantesco, toda la obra de la artista. Una obra que se mueve dentro del realismo conceptual y dentro de un expresionismo plástico.
Sabala es una cronista implacable. Ejerce el periodismo al más alto nivel, convirtiendo la anécdota en filosofía. Puede parecer, y además es cierto, que el artista se centra en cosas pequeñas, en detalles caseros y familiares en exceso, en paisajes grises de unas –generalmente– mujeres. Es cierto, pero no es que ella señale hechos grises, sino que nos hace ver que el gris es lo que rodea la vida de la mayoría de personas, y de gran parte de las mujeres de la alta burguesía. Sabala hace la crónica notarial de las futilidades humanas, hace un canto a las futilidades vitales. Sus mujeres no son heroínas mitológicas ni amantes suicidas, todas ellas exaltadas por el romanticismo; son vidas vacías, tan vacías que la artista, a esta muestra básicamente pedagógica, la ha intitulado “Conócete a ti mismo”.
Estas mujeres que se miran en el espejo preocupadas, estas mujeres que miran los hombres con preocupación, este grupo de mujeres charlatanas, que sentimos lo que hablan…
Sabala, en el momento actual, crea una obra que podríamos llamar de realismo social, realismo crítico. Realismo social, fuera del tiempo, con una clase social que no corresponde. Crítico para evidenciar conductas, pero, lo miremos como lo miremos, es un nuevo realismo social centrado en los acomodados. Tema y estilos nuevos. Por una nueva estética, por una nueva ética.
Towards a new aesthetics, towards a new ethics.
Francesc Miralles
I assure you it is serious: the work of some artists, only a few, is so seductive, imposes itself so directly that it hiders the appreciation of its deepest values. Sabala is one of them. Her women are presented in bathing costume or dressed for a party, naked or chatting on a sofa but however they are dressed, whether they are having a bath or leaning on a bar, they have a seductive force that often (almost always) leads us to contemplate them as one would contemplate the Venus de Milo or Botticelli’s Three graces. Such is the risk of creating images that violate the images we are used to; it is the risk of creating images that are attractive due to their immediacy. Because, men and women feel more or less completely involved in the situation or scene that Sabala presents. That’s good. But I would not like you to stay on this level, the superficial attraction of these singular works. I would like to highlight some aesthetic and moral values of this artist’s work, who in her life and her day to day also moves along its own paths. You only need to consider her house-studio in Deltebre.
The first attraction of Sabala’s work is her rendering of a prototype person, generally a woman, that she creates with a large head, large nose, large breasts, large thighs and buttocks, thin legs, small feet, as well as two small eyes in a head seen in profile, …always wearing branded clothes, jewels and pearl earrings, if her ears are visible. Women that are likeable from the first moment, due to the light-hearted way in which they are presented. For many, this is the main contribution of the artist: a personal image, a differentiated image, of the female figure –and consequently, also of the male-. Sabala defines a woman plastically and with her, she describes all women in the same circle, from the same world. Moving from the individual to the category.
Surely, few people manage to create a type with such a well-differentiated and personal profile, recognised by everybody. And here we can bring in the aesthetic-morphological analysis.
Sabala, before arriving at this point in which forms acquire the value of ideas, was determined to distance herself from Informalism, not to enter into pure conceptualism, avoid installations, …She will choose painting or sculpture or pottery- following traditional routes, adapting them to her needs. Or perhaps by choosing the languages in the most traditional manner she has situated herself almost at the revolutionary extremes of technique.
II
Sabala made her first exhibition in 1981. A very active person, like all great creators, she has participated in many fields: illustrating books, winning prizes, creating totems, painting pebbles, moving goalposts, either real or imaginary; she has exhibited in many countries, has painted, sculpted, modelled clay, she has painted, painted and painted. But I do not want to a praise her incommensurable work, I could do it, although here I only want to remind you of this in order to justify the great quantity of bibliography, comments, catalogues, books and reviews that her work has generated. With this, I would like to mention that many things have been said about Sabala, it would seem like everything has been said. And I agree, almost everything has been said.
In 1992, in an excellent catalogue by Galerie Kamil, in Monaco, Michel Gaudet, in passing speaks of Sabala’s human comedy, within the expressionist tradition. He said no more. And he said too little.
Like the work of Honoré de Balzac from a certain moment is grouped under the denomination of Human Comedy, the same could be said of Sabala’s work: It would be necessary to write one volume –two volumes, three volumes…-rearranging, like in a giant frieze, all the artist’s work. Work that moves within conceptual realism and plastic expressionism.
Sabala is an implacable chronicler. She practices journalism at the highest level converting an anecdote into philosophy. It may seem, and it is true, that the artist focuses excessively on small things, on domestic themes and familiar details, on grey landscapes of some people–generally- women. This is true, but it is not that she highlights grey facts, but that she makes you see that greyness envelops the life of most people; and of a large proportion of the women of the high bourgeoisie. Sabala creates a chronicle of human futility, a hymn to the futility of life. Her women are not mythological heroines or suicidal lovers, all exalted by romanticism: they are empty lives, so empty that the artist, in this exhibition, basically pedagogical, has called it Coneix-te a tu mateix (Know yourself).
These women who look at themselves in the mirror concerned, these women that look at men with concern, this group of talkative women, who feel what they are talking about…
Sabala currently creates work that could be called social realism, critical realism. Social realism, timeless, with a social class that is not current. Critical by highlighting behaviours. But, however you look at it, it is a new social realism focused on the affluent. New themes and styles for a new aesthetics and a new ethics.